La identificación de la primera acción es una componente destacada del método GTD de productividad personal creado por David Allen, lo que no implica que haya que ser usuario/a de esta metodología para sacar provecho de lo que implica la aseveración. Como corresponde a esta sección del blog centrada en los consejos breves, se trata de unha sugerencia sencilla, fácil de transmitir y de aplicar, y que reporta beneficios prácticamente inmediatos.
Todos/as nos sentimos en ocasiones desbordados ante la necesidad de emprender determinadas actividades, sobre todo cuando éstas son complejas, percibidas como aburridas o, por alguna razón, consideradas en exceso pesadas. El resultado de esta sensación es, a menudo, que se desencadena la “procrastinación”: el aplazamiento de un deber cuya posposición carece de sentido y va contra nuestros propios intereses. Una manera de romper esa inercia consiste en identificar la primera acción. Esto es, el primer paso que se requiere para activar el tema.
De esta manera, si estamos retrasando cuestiones como “hacer el trabajo final de master”, “reparar el cristal roto de la ventana del salón” o “aprender a utilizar el método GTD”, una manera de desbloquear la situación consistiría en identificar un sencillo primer paso que se pueda abordar con facilidad. Por ejemplo (se enumeran a continuación algunas posibilidades):
- “Hacer el trabajo de final de máster” -> “Concertar una entrevista del director del trabajo y consultar las dudas que tengo respeto a éste”.
- “Reparar el cristal roto de la ventada del salón” -> “Tomar nota de las medidas del nuevo cristal que se necesita”.
- “Aprender a usar el método GTD” -> “Buscar dónde se pueden hacer, en mi entorno, cursos sobre la metodología GTD”.
La ventaja de identificar una primera acción es que, al fijar nuestra atención en un paso manejable, simplifica su realización. Hecho esto, rota la inercia del inmovilismo y generada la de la proactividad, como si se desatara una suerte de efecto dominó, tiende a resultar más fácil identificar y abordar los pasos que vendrán a continuación. Por ejemplo: “recopilar todas dudas para tener una entrevista provechosa con el director”, “pedir presupuesto en la cristalería del barrio” o “matricularme en el curso que se organiza el próximo mes”.
Así que, ante un tema pendiente de abordar desde hace meses, o que tenemos en pausa y nos gustaría reactivar, conviene dejar de pensar en su globalizad y limitarse a identificar la primera acción a realizar. ¡Y a por ella, para desatar la reacción en cadena!
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