En una entrada anterior se apuntaron algunas de las claves de la eficacia del método Agile Results. En este se procederá a enumerar algunas más, también fácilmente identificables:
- Definición de resultados concretos para cada día. En el segundo de los tres pilares que estructuran el método, se establece que, antes de poner manos a obra, hay que fijar tres resultados prioritarios para la jornada. La identificación de las tareas clave para cada día es uno de los aspectos centrales de las técnicas de mejora organizativa desde sus orígenes, cuando Stephen R. Covey publicó Los siete hábitos de la gente altamente efectiva (en su caso, denominadas Tareas Más Importantes, y conocidas en el sector por el acrónimo TMI). Esta selección de las actividades fundamentales para la jornada es una práctica de suma importancia desde siempre, pero se hizo más relevante en estos tiempos de continuo marasmo informativo (infoxicación, que suele decirse). Una manera de mantener a raya este exceso de información consiste precisamente en definir lo más relevante que tenemos para ese día y no dejarse arrastrar por el marasmo. El resultado será la consecución de un gran aliado del que ya se habló en otras ocasiones: el enfoque.
- Eliminación de la procrastinación por la definición de plazos de finalización breves. Además de los beneficios expuestos en el punto anterior, los estudios alrededor del fenómeno de la procrastinación apuntan que otra clave de su erradicación (en la anterior entrada de esta serie dedicada al Agile Results tratamos otra de estas) consiste en abandonar las fechas de entrega lejanas (muy poco efectivas en cualquier caso, pero muy especialmente en el caso de las personas con tendencia a la dilación) y redibujarlas en la forma de hitos parciales, más acercados en el tiempo. Lo ideal para un procrastinador, con todo, siempre será la definición de resultados muy próximos, mejor si son para hoy mismo (es decir, tal como aconseja la técnica). Cuanto más cerca del instante presente se sitúe el momento fijado para la finalización de la tarea, menos se tenderá a retrasar su acometida. He ahí pues otra de las utilidades de esta metodología.
- Limitación de los resultados a fijar. No menos relevante es el hecho de que, no se indica sólo que se definan los resultados del día (y también al año, el mes y la semana), sino que se limitan estos a un número concreto: tres. Aunque parezca un principio un tanto gratuito, se trata también de un aspecto clave, pues las limitaciones, al circunscribir la atención, incrementan la capacidad de aquel que los aplica. El láser, después de todo, no es más que un faz de luz muy concentrado, factor al que le debe su amplio abanico de potencialidades. Algo similar sucede con nuestra atención: cuanto más circunscrita alrededor de menos elementos, mayor será su intensidad.
- Realización periódica de revisiones. Otra pauta vinculada al según pilar de Agile Results es llamada “reflexión del viernes” Hacer revisiones periódicas, analizar cómo evolucionan los diferentes proyectos, detenerse y dedicar unos minutos a comprobar si se lleva el rumbo correcto o se conviene corregir el mismo, es uno de los hábitos más aconsejables en materia de efectividad y productividad personal. Lo curioso de esta praxis es que no constituye ninguna novedad en lo que respeta a la gestión de proyectos corporativos (alrededor de los mismos siempre hay distribuidas en el tiempo numerosas reuniones de seguimiento), pero, curiosamente, no es tan habitual que se haga a título personal. A esto se debe que el autor en materia de efectividad, Brian Tracy, diga que también es necesario “reunirse periódicamente con un mismo”. O lo que es lo mismo: hacer una de esas sesiones de seguimiento, en este caso, para el análisis de los temas propios, adoptando así las medidas de mejora que se consideren pertinentes e identificando buenas praxis.
En resumen de lo expuesto, estas son cuatro más de las claves productivas fácilmente identificables en la estructura del método Agile Results:
- Definición de resultados concretos para cada día, consiguiéndose enfoque.
- Definición de plazo de plazos de finalización próximos en el tiempo, atenuando la tendencia a caer en la procrastinación.
- Limitación de los resultados a conseguir, circunscribiendo la atención y maximizando su capacidad.
- Realización de revisiones periódicas, abriéndose así un proceso de mejora continua.
En próximas entradas se seguirán tratando algunas claves más que existen tras esta metodología.
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