Introducción al método GTD

 

GTD es como suele denominarse el método de productividad personal con mayor éxito y cuota de aplicación en la actualidad. Creado por el consultor David Allen, su nombre deriva del acrónimo de la expresión Getting Things Done, el título en inglés del libro que popularizó la metodología. En la actualidad, en castellano, los libros de Allen que tratan sobre GTD son los siguientes:

  • Organízate con eficacia (2002)
  • Haz que funcione (2011)

Como se dijo en una entrada anterior, la consecución de una buena productividad personal implica jugar con dos variables: control y perspectiva. Haciendo un símil con un laboratorio de investigación, por ejemplo, el control sería el dominio del manejo del equipamiento, y la perspectiva, el plan de investigaciones para el laboratorio, sus objetivos a corto, medio y largo plazo. De la misma manera, en productividad personal, el control implica el dominio del flujo de trabajo, y la perspectiva, la visión de futuro, organizada a diferentes niveles.

Siguiendo esta pauta, para la consecución del control, el método GTD propone la recopilación sistemática de todo aquello que atrape nuestra atención (en otra entrada se habló de la importancia de ésta en productividad personal), para después organizar sus derivadas en un conjunto de listas que permiten, con la implantación de una serie de hábitos, mantener el conjunto organizado de manera eficiente y siempre actualizado.

La perspectiva, por su parte, consiste de manera resumida, en identificar las diferentes áreas de enfoque o interés (un ejemplo podría ser “la ecología”) y, respeto a éstas, los objetivos que nos marcamos a 1-2 años vista (“constituir un grupo ecologista”), y la 3-5 años vista (“que el grupo ecologista sea pionero en tal área”). En el nivel más alto de la perspectiva se contemplarían las metas vitales o propósitos de vida del usuario en cuestión. Es este conjunto de niveles de perspectiva los que ayudan a decidir, en el día a día, de entre todo lo que tenemos que hacer (una de las derivadas de los procesos de control es que siempre se dispone de un inventario actualizado de temas pendientes de abordar), qué es lo que merece que se le otorgue prioridad para que nuestras metas y objetivos fructifiquen.

La puesta en práctica de este método (por definición, un método o sistema es un conjunto de reglas entrelazadas que ayudan a la consecución de un determinado objetivo) contribuye, no solo a mejorar la productividad personal, sino también a reducir el stress, una de las felices derivadas del hecho de liberar a la mente de la necesidad de recordar compromisos o temas por atender. Esto se consigue gracias a la disposición de un sistema externo de recordatorios (es decir, una memoria externa) totalmente fiable que se encarga de que recordemos lo necesario justo en el momento en el que viene al caso hacerlo. No se trata de conjeturas: el método GTD dispone de estudios de primer nivel que avalan su eficacia.

En próximas entradas, se enumerarán tanto las claves de la utilidad del método GTD como sus diferentes componentes.

 

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